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Cómo callar a tu jefe

De qué manera mencionarle al jefe que no está en concordancia Entienda las presiones y preferencias que tiene el jefe. Debemos entablar un tono positivo en la relación. Maneje las esperanzas y los egos de manera cuidadosa. Crea seguridad y respeto.

Proponer un conflicto con tu jefe es un tema especial. Debes crear una relación que te deje ver precisamente 4 puntos que aquí te comparto.

De ninguna forma, no en todos los casos tenemos la posibilidad de estar en concordancia o tener exactamente el mismo criterio. No obstante, estar en conflicto con un amigo no es comparable a estar en conflicto con el jefe. Todos entendemos el esencial papel que juega un superior. Su importancia comprende el campo profesional y el campo personal. Siempre y en todo momento es de este modo desde que el avance de la obra es dependiente, en buena medida, de esta figura y sus resoluciones afectan la vida en sus puntos. Una promoción o un despido podrían estar en sus manos, y eso podría necesitar que trabajemos horas plus, últimos días de la semana o que enviemos una comisión a la parte mucho más recóndita de todo el mundo. Precisamente perjudica la vida diaria. Como si no fuera sufisciente, un jefe tiene una personalidad, unas peculiaridades y unas ocasiones particulares que necesitan una administración concreta, especialmente si debemos mencionarle que hay algo en lo que no nos encontramos en concordancia.

Mostrar un conflicto a un individuo de jerarquía superior es un tema especial por las consecuencias que puede desatar y, por consiguiente, merece reflexión. Ojo, hay que estar alarma, por el hecho de que el problema aparece desde el instante en que nos ofrecemos cuenta de que algo anda mal. En ese instante se abren 2 opciones: callarse o charlar. Alguno pensaría que callarse y agachar la cabeza es buena opción, pero no en todos los casos es de esta manera. Hay ocasiones en las que podríamos arrepentirnos de no levantar la voz y decir lo que nos encontramos percibiendo. ¿Si pero como?

Probar que no nos encontramos en concordancia no debe transformarse en un conflicto o un aspecto definitivo. Según la maestra de Harvard Rosanne Badowski, experto desarrollandose organizacional, debemos crear una relación que nos deje ver precisamente 4 puntos:

  1. Entender las presiones y preferencias que tiene el jefe. Entonces, si entendemos que es esencial que nuestro directivo se lleve bien con el dueño de la compañía y está a puntito de cometer un fallo, lo malo que tenemos la posibilidad de realizar es quedarnos mudos. Requerimos mencionarle que no nos encontramos según con los números o la estrategia que va a enseñar y explicarle las causas que respaldan nuestro criterio. Almacenar silencio en una situación de esta manera es muy riesgoso; el jefe puede sentir que lo nos encontramos mandando al máximo o que no lo nos encontramos resguardando. Aun podrías dudar a regañadientes.
  2. Debemos ofrecerle un tono positivo a la relación. Las relaciones jerárquicas son complejas pues implican niveles diferentes de autoridad. Los rechistes han de ser muy precavidos, el lenguaje bien escogido y uno ha de ser siendo consciente de que entre jefe y subordinado, el respeto es la primera regla de trueque. Más allá de que no debemos confundir el respeto con el temor, tampoco es correspondiente confundir la seguridad con el abuso. Un jefe jamás es un amigo, aun en el momento en que lo es. Los caminos de esta relación son diferentes y hay que recorrerlos con experiencia. En el momento en que ese es el tono, es viable decir de forma bien razonada lo que nos hace estar en conflicto.
  3. Conducir de forma cuidadosa las esperanzas y los egos. Sin temor a confundirme, puedo mencionar que a absolutamente nadie le agrada que le señalen un fallo. En el momento en que alguien apunta que hicimos algo mal, es mucho más posible que despierte el monstruo que llevamos dentro, peor si la persona que lo hace lleva razón y no nos hemos proporcionado cuenta del fallo. Por consiguiente, y conociendo la situación, debemos tener precaución al apuntar en esa dirección. El ego es un material radiactivo y arriesgado que debe manejarse con la capacidad de un cirujano y la precisión de un relojero. Por consiguiente, es requisito decir lo que debe decirse con la contundencia y la prudencia primordiales. Primero, dejar claro cuál es nuestro criterio, y después, ofrecer espacio a la entendimiento de lo expuesto. En todo caso, siempre y en todo momento es conveniente enseñar los disconformidades en privado.
  4. Crea seguridad y respeto. Para detallar un conflicto debemos juntar 2 piezas escenciales: la seguridad de nuestro decir y la posibilidad con que se expresa. Si no nos encontramos seguros de lo que iremos a decir, el silencio es el más destacable aliado. A fin de que quede claro que poseemos otro criterio, debemos tener todos y cada uno de los apoyos y pruebas probables. Y, por otra parte, decir las cosas en su instante es primordial. De nada sirve abrir la boca en la mitad de una crisis en el momento en que ahora ha explotado la catástrofe; empeora la situación. El que sabe sostener su opinión y da aviso oportuno es un factor que crea seguridad y respeto. Es un integrante que cualquier líder desea a su lado, puesto que minimiza peligros e impide fallos. En contraste a los que inclinan la espalda, bajan la mirada y dicen “sí señor”, son ellos quienes se transforman en integrantes clave de los equipos de trabajo.

No subas el tono

Es esencial que tu jefe no se sienta atacado con lo que le deseas decir, conque mantén siempre y en todo momento un tono cordial en la charla. Si escoge un tono belicoso, perderá.

No solo debe quejarse, sino más bien argumentar precisamente las razones por las cuales no está según su superior y llevar a cabo proposiciones elecciones para intentar localizar una solución exitosa para las dos partes.

Tu actitud importa

Todo el planeta desea sentirse valorado por su jefe, y ser negativo no asistencia. Para hallar nuestro propósito deberemos sostener los buenos modales, puesto que no debemos olvidar que nuestro jefe está sobre nosotros y que, por lo menos, merece respeto. Asimismo tienes que sostener la tranquilidad y eludir dudar o llevar a cabo movimientos alterados. Y sucede que, si bien logre parecer contradictorio, probar seguridad nos va a ayudar a no tener complejos ni ataduras y nos va a dar independencia para charlar de cualquier tema que deseamos tratar. En verdad, para estar en contacto con tu jefe solo precisas ser natural, sin esperar parecer algo que no eres -pues eso no acostumbra ofrecer excelente resultados- y ser siendo consciente del valor que aportamos como capital humano.

«¿Está bien que mi jefe me humille gritándome y acusándome de algo y en el momento en que explicaré me afirma que me calle? Aparte de autorizar a los inferiores a maltratarme verbalmente, aislarme y no darme trabajo y no llevar a cabo nada. Ahora me sancionaron por el hecho de que salí de la oficina negándome a establecerme ahí con esa persona que responde mal y con tono quebrado, aparte de negarme información laboral.» – Anónimo.

Gracias por contactarnos. Como es natural que no, es causa de despido si puedes probarlo en juicio, o sea, despido justificado con el que no pierdes el derecho a la prestación por desempleo. El producto 97 de nuestro código de trabajo en su numeral 4 establece muy precisamente que en el momento en que el empleador incurre en falta de probidad y honradez, tal como actos violentos o intención de ejercer crueldad contra su persona por castigo, el trabajador está en su derecho a renunciar.

Lo que todo jefe precisa

Si la primera herramienta para desarrollar el liderazgo es conocerte a ti, el requisito importante para regentar o dirigir es entender a tu jefe. Hay muchos géneros de jefes como personalidades, pero se tienen la posibilidad de agrupar en 4, que es lo que llamamos teoría DISC: el dominante, el influyente, el confiado y el complaciente. Tienen la posibilidad de presentarse en su estado puro o mixto, lo esencial es reconocerlos para tener éxito en una negociación.

El Dominador: Es el jefe riguroso, directo, pensado para desenlaces, siempre y en todo momento en pos de algo y al que le agrada el cambio. En un caso así, hay que expresar las cosas con claridad, al grano, sin divagaciones, ofertando datos y razonamientos sólidos y demandando los logros que se marchan a hallar.

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