En estos días de cambios vertiginosos, todos nos aferramos a las prácticas para poner algo de orden en nuestras vidas y ganar eficacia. Frente a un futuro mucho más dudoso, dado que las cosas prosigan igual nos ofrece alguna calma. Ahora nos encontramos bastante apabullados por las novedades o los desarrollos habituales del día a día en la administración de un negocio.
Pero para subsistir debemos amoldarnos. Aferrarse al estado de cosas pasado o presente es una ilusión, pues como ha dicho el pensador heleno Heráclito, “lo único que queda es el cambio”. Y si algo aprendido este año es que algo tan pequeño como un virus puede editar nuestra situación de un día para otro. Y que debemos salir de nuestra región de confort y amoldarnos.
7 años con el corazón cerrado
Tras prácticamente 7 años indiferentes, llegó el instante de reabrir mi corazón. Después del viaje de mi vida por Perú, donde mi corazón se abrió completamente, mi padre murió. Proseguí de cerca el desarrollo de su muerte, con el corazón abierto, como efecto secundario de mi viaje. Fue interesante. Fué dificil. Viví con todos y cada uno de los sentidos. Entonces, de a poco, mi corazón se cerró. Mi sombra precisaba ser vista, mis partes menos agradables triunfaron poder sobre mí. La desconfianza en Dios y en la vida, en el corazón y en los sentimientos era el reino de mi cabeza. Viejas opiniones como «Nos hicieron padecer», «Hay que trabajar duro, es imposible gozar» «La alegría y el cariño son una patraña» salían de mi cabeza toda vez que mi corazón se alegraba por algo.
Llegó el instante de desenterrar mis penas… La vida es sabia, por el hecho de que en ese instante me envió un enorme y también incondicional amor. Conque tuve seguridad y calma para llevar a cabo esto. Varias cosas sucedieron en esos años, que son tema de otros productos. Aquí deseo charlar de un solo aspecto. Sentí que mi corazón se había cerrado.
Una de las maneras mucho más bellas de abrir tu corazón es sanar a tu niño interior.
Cuántas ocasiones dejamos de estar en solitario con nuestra hija momentáneamente, de jugar con ella, de escucharla, de hacerla reír, de cuidarla, de quererla. Puedes iniciar el día de hoy a dedicar esos minutos que tu alma te solicita, conectando con tu corazón, para saber a tu chavala.
- Relájate, siéntate solo, sosiégate, en silencio o con música despacio y empieza el viaje interior para abrir tu corazón
- Piensa un espacio seguro, que te agrade bastante, ve y quédate ahí con tu cabeza. Puede ser una playa, un bosque o el sitio al que acostumbras a ir en el momento en que meditas. Diviértete con ese rincón, siéntete relajado.
- Conque trae de vuelta a la pequeña que fuiste de tus recuerdos, tráela a este instante presente, a este espacio relajado que escogiste
- Déjala jugar, pasear, sentirse cómoda y gozar de ese bello espacio que tú he desarrollado para los 2.
- Ve acercándote a ella de a poco, trata de llevar a cabo contacto delicadamente.