No enseñes furia, no fuerces pasiva y violentamente a la persona a charlar contigo, y no provoques una discusión. Solo dale a ella y a ti algo de espacio hasta el momento en que las cosas se calmen. En el momento en que estés cerca de la persona, haz un esfuerzo por parecer relajado y positivo.
La llamada ley del hielo puede darse tanto en la amistad como en la pareja. Son muy destructores para la gente que lo sufren.
Pero, ¿de qué forma tenemos la posibilidad de advertirlo? Procuraré detallar las señales que nos tienen la posibilidad de contribuir a advertir este género de ocasiones.
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En el momento en que los progenitores y mamás utilizan y aplican la ley del hielo
La ley del hielo usa una metáfora para detallar la contestación adoptada por esos que se detallan cerrados frente al enfrentamiento. Y emplea el silencio y la indiferencia hacia el otro como forma de castigo, chantaje o manipulación. Cabe indicar que es una manera de accionar que cualquier persona puede adoptar en un instante preciso y preciso. No obstante, el auténtico inconveniente actúa en el momento en que se transforma en la contestación frecuente frente cualquier situación que rompa las esperanzas, por servirnos de un ejemplo, en los enfrentamientos. Es un fenómeno que se examina y estudia eminentemente en el campo de la pareja. Pero se puede transladar a otros links y funcionalidades distintas. La ley del hielo asimismo encaja, de manera negativa, en la interacción con los pequeños.
Si bien es una ley que se identifica por el predominio del silencio o la tensión sensible, comunica alén de las expresiones. El niño recibe caricias sentimentales negativas, puesto que la sepa de una contestación hiere la autovaloración. El rencuentro semeja estar condicionado a ese instante en que el niño cambia de opinión, solicita perdón o se comporta de la manera aguardada según las esperanzas del adulto. Hasta entonces, le pesa la indiferencia y la distancia. No te sientes escuchado, valorado o comprendido. La ley del hielo, en el momento en que se reitera constantemente, no fomenta un apego seguro.
Tomar conciencia del daño
Es esencial tener en consideración que, a veces, quienes eligen por el silencio no son siendo conscientes de la toxicidad y las secuelas negativas que su actitud tiene para la otra persona .
Sra. Rivas enseña que «este género de personalidad exagerada siempre y en todo momento se apoya en un trastorno de personalidad narcisista: siempre y en todo momento desea tener el control. Cualquier solicitud que le hagamos para equilibrar la relación o llegar a un convenio va a ser recibida como una amenaza directa a su frágil y frágil integridad».
¿De qué forma sé si me hacen la Ley del Hielo?
Frecuentemente asociamos el abuso o castigo con insultos, chillidos, golpes, tonos amenazantes o beligerantes, pero no posee por qué razón ser de este modo: realizar sentir a la otra persona que no existe, eso asimismo es .
Como no hay un ataque directo, no se observa la gravedad de esta manipulación, pero todavía es un accionar pasivo-belicoso encubierto o disfrazado.
Una composición anecdótica
En un caso así, la ley del hielo no es un patrón de relación, sino más bien una composición anecdótica. En todas y cada una de las relaciones hay disconformidades y malentendidos. Posiblemente alguna discusión intensa haya provocado que el otro se separe, se recupere o se ponga a cubierto. En estas situaciones, a la frustración que genera la ley del hielo, hay que añadir la sorpresa, puesto que no es un accionar recurrente.
En el momento en que sucede así, la ley del hielo es una contestación a la intensidad sensible actualmente, con lo que no es siempre una señal de alarma. Es esencial admitir que en este punto la discusión se ha salido de control y que el instante en un largo plazo podría ser positivo. Cuando volvió la tranquilidad, es primordial charlar de lo sucedido.