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Cómo se vive la tristeza

Expresión de la tristeza La tristeza puede manifestarse de diferentes formas y escenarios: A nivel físico: las lágrimas, un delay psicomotor, rostro abatido o cabeza-baja, falta de apetito, insomnio, inconvenientes cognitivos, inconvenientes sociales, falta de interés , entre otros muchos.

Detectar la tristeza

Tenemos la posibilidad de detectar la tristeza por su característica primordial, la carencia de motivación general. Pero esto tiene su explicación. En el momento en que padecemos una pérdida, nuestro entendimiento activa nuestra necesidad de preservar lo que nos queda. Una manera de ahorrar energía es al ralentí.

En ocasiones, un estado de tristeza prolongado puede conducir a la depresión. Es primordial detectar precisamente lo que andas sintiendo y accionar consecuentemente, acudiendo a un experto si es requisito.

Por qué razón estamos tristes

La tristeza aparece como reacción a algún hecho, de afuera o de adentro. Esto significa que tenemos la posibilidad de sentirnos tristes por hechos externos o por pensamientos y medites que nos alertan sobre algunas restricciones o inconvenientes.

La tristeza y el mal sensible son reacciones tanto sicológicas como fisiológicas, si bien cada individuo experimenta estados de tristeza y mal de una forma única.

¿Cuáles son tus puntos mucho más simbólicos?

En la mayoría de los casos, la tristeza se experimenta como una sensación de cansancio y abatimiento físico, aparte de confusión mental y mal en el alma. Tal como la alegría era rápida, la tristeza es pesada.

Y si bien la sociedad de la cual formamos parte no acostumbra ofrecer bastante espacio a que los sacrificios se hagan perceptibles, nuestro lenguaje recopila muchas expresiones para lograr designarlo como desánimo, añoranza, aflicción, apatía, angustia, frustración, decaimiento, decepción. , abatimiento, impotencia, abatimiento, inconsuelo, pobreza, desilusión, desgana, decepción, asco, mal, luto, molestia, fracaso, lástima, melancolía, anhelo, añoranza, mal, arrepentimiento, tristeza o preocupación.

– Es una ocasión de autoexploración

En la vida diaria ascendemos y bajamos con bastante automatismo y también inercia. No nos paramos a preguntarnos y meditar en muchas de las cosas que hacemos y sentimos. En cambio, en el momento en que estamos tristes, es mucho más posible que meditemos sobre nosotros y tendemos a estar mucho más libres a la autoobservación.

Los instantes de tristeza son una aceptable ocasión para comprobar distintas áreas de nuestra vida y reforzar en todo cuanto no apreciamos en el tumulto períodico. Nos deja conectarnos con recuerdos, pensamientos y experiencias que acostumbran a estar mucho más ocultos. Al fin y al cabo, nos conecta con la puerta de inseguridad que se requiere para poder comenzar un desarrollo de desarrollo personal.

Entonces, si es tan habitual, ¿por qué razón nos cuesta tanto aceptar que nos encontramos tristes?

Hoy día, lamentablemente, habitamos una sociedad donde la tristeza se compara a algo irremisiblemente malo. En la era del positivismo, del “procurar estar siempre y en todo momento bien”, del “ser feliz siempre y en todo momento es cuestión de actitud”, la tristeza se vive como un fracaso, con lo que absolutamente nadie desea estar triste. En una sociedad donde regularmente nos venden “llaves de la alegría”, “sé feliz siempre y en todo momento”, no es de extrañar que varias personas crean que estar triste es un inconveniente.

La contestación a las dos es no. Por una parte, como seres sentimentales que somos, lo más frecuente es estar alegres o contentos en el momento en que nos nos encontramos divirtiendo o las cosas nos van bien, pero estar tristes en el momento en que nos pasan cosas malas o algo anda mal. mal con nosotros. Procurar denegar la tristeza tampoco es bueno, por el hecho de que de la misma otras conmuevas, dado que no charlemos de ella no quiere decir que no la sintamos, y si bien deseamos negarla, en el final acaba «salir» y manifestarse.

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