El concepto de un corazón puro Tener un corazón puro es tener un solo propósito, o sea, apuntar a llevar a cabo la intención de Dios para Su gloria (1 Cor. diez:31). ¿Tienes tal corazón por el reino de los cielos? En el momento en que poseemos un solo propósito y una misión para la gloria de Dios, somos puros de corazón.
Frecuentemente insistimos en estimar contemplar a Dios y ser presentes de su amor y clemencia. Deseamos ser una parte de su hermosura y también inmensidad.
Y es algo habitual, por el hecho de que somos sus hijos y, por consiguiente, cualquier hijo desea regresar a conocer a sus progenitores. De ahí que nuestro corazón ansía ardientemente regresar a Dios, pues de Él venimos ahora Él vamos a ir.
¿De qué manera tenemos la posibilidad de resultar puros de corazón?
No tenemos la posibilidad de volvernos puros de corazón por nosotros. Es solo por un acto de la felicidad de Dios que Él nos limpia y nos hace puros en Jesús a través del poder del Espíritu Beato. Por la felicidad de Dios, reconocemos que somos pecadores en necesidad de un salvador, nos distanciamos de una vida de impureza y nos entregamos para caminar en pureza y santidad (ajustados con la intención y la Palabra de Dios). En el Salmo 24:3-4 David redacta:
“¿Quién va a subir al monte de Jehová? ¿Quién puede estar en tu rincón beato? El limpio de manos y puro de corazón, el que no eleva su alma a la patraña ni a las blasfemias”.
En la cara de Jesucristo
Primero leamos 2 Corintios 4:6:
“Pues exactamente el mismo Dios que ha dicho: De las tinieblas resplandecerá la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
La gente de buen corazón y el ahínco por cumplir sus principios
Los psicólogos Yochanan Bigman y Maya Tamir, de la Facultad Hebrea de Jerusalén, hicieron un atrayente trabajo de investigación que se titula El sendero al cielo está pavimentado con esfuerzo. En esta investigación se probó con múltiples casos que la amabilidad necesita algo mucho más que un fácil aspecto motivacional.
Quien tiene buen corazón sabe que la amabilidad necesita tiempo, intención y esfuerzo. Contribuir a alguien que pasa por un mal instante significa dedicarle tiempo, entender lo que precisa y facilitarle las cosas. Si alguien halla una billetera, lo mucho más simple es quedarse con el dinero. Otros, en cambio, no vacilan en asistir a una comisaría y entregarlo.