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Cuando Dios da no añade tristeza

Proverbios diez:22 RVR1960 La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza.

(Proverbios diez:22; Deuteronomio 28:1-6)

INTRODUCCIÓN: En ciertos de nuestros países hay una práctica muy sana donde los progenitores enseñan a sus hijos a soliciar una bendición. Este fácil acto crea vínculos cariñosos e inclusive espirituales en los pequeños. Varios pequeños no salían de casa sin soliciar una bendición. El hijo que medró en ese ámbito piensa que la bendición tiene una suerte de cobertura de seguridad popular para todo el día. Al regresar a casa, volverá a llevar a cabo lo mismo, como agradeciendo a sus progenitores por su protección en esta ocasión. El hijo piensa que esta declaración tiene una suerte de “unción divina” que lo cubrirá siempre y en todo momento. Evidentemente, la fuerza de la práctica quiere decir que varios progenitores perdieron la noción de lo que hacen. La otra bendición es la que acostumbramos a ofrecer los fieles en el momento en que nos observamos o nos despedimos. Al decir «bendiciones» o «Dios te bendiga» nos encontramos deseando que se realice un favor muy particular a quien saludamos. Hacemos lo mismo en el momento en que escribimos una carta o un e-mail. Ciertos de nosotros no afirmaríamos adiós sin dar esa bendición. En la situacion de la iglesia, es habitual desearnos una bendición. En verdad, los pastores tendemos a ofrecer nuestras bendiciones a las familias y hermanos que forman la iglesia. Al llevarlo a cabo, expresamos a el resto nuestros mucho más profundos deseos de que toda la asistencia del cielo esté con la persona. Como es natural, esta bendición no debe hacerse de forma mecánica, como un fácil saludo por el hecho de que estoy de paso. Por otra parte, debemos estar advertidos por el hecho de que hay bendiciones que surgen de determinados hechizos mágicos, de fuentes espirituales escondes, que depauperan. Bastante gente llevan maldiciones sin saberlo por el hecho de que ahora recibieron una «bendición» de semejantes sitios. Conque fuimos llamados a ser herederos de bendición; pero ¿qué género de bendición? Considera la bendición que enriquece.

Lo que afirma en Romanos 12 2

En Romanos 12:2, Pablo exhorta a los cristianos a no conformarse a este planeta, sino más bien a ser transformados a través de la renovación de su cabeza. Esto quiere decir que debemos parar de pensar naturalmente y empezar a meditar sobrenaturalmente. Debemos buscar la intención de Dios en todo cuanto hacemos y dejar de vivir según las reglas de todo el mundo.

El capítulo diez de Proverbios empieza con un dicho: «El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio apena a la madre». Esto se origina por que el hijo necio no escucha a sus progenitores, quienes le instruyen en el sendero que debe proseguir. En cambio, el niño sabio prosigue el consejo de sus progenitores y se esmera por ser un individuo honorable.

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