Saltar al contenido
Inicio » Cuando la tristeza no se va

Cuando la tristeza no se va

Es esencial percatarse de que sentirse triste en ocasiones es una sección habitual de la vida, pero en el momento en que este sentimiento incrementa y empiezas a tener sentimientos y pensamientos perturbadores de forma incesante, tienes que preguntar a tu médico a fin de que logre tratarte apropiadamente. . tu depresión

Tenemos la posibilidad de sentirnos tristes pues tuvimos una discusión con un amigo, rompimos con nuestra pareja o un óptimo amigo nuestro se mudó a otro sitio. Es natural sentirse triste, deprimido o desanimado. Todos sentimos estas conmuevas humanas; son reacciones a las adversidades y óbices de la vida. No obstante, en el momento en que estas conmuevas se sostienen a lo largo de un buen tiempo o son muy profundas, se transforma en una patología llamada trastorno depresivo.

La civilización donde nos encontramos metidos nos llevó a sobrevalorar y amplificar las conmuevas positivas. Es tal y como si tuviésemos que probar que la alegría y el positivismo nos dominan en todo instante y que todo siempre y en todo momento es excelente.

Tácticas capaces que nos dejarán sacudirnos la tristeza

Para liberarnos de toda esa tristeza que nos desmotiva, que provoca que cada día en lugar de despertarnos con una sonrisa, lo hagamos con una mueca de decepción y que provoca que nuestra vida parezca sin ningún sentido, es requisito poner en práctica ciertas tácticas.

Las primordiales son admitir la tristeza y eludir sus manifestaciones mucho más habituales, como el llanto o la introspección. De nada sirve negarlo y encapsularlo o mandarlo al exilio. Requerimos admitir que nos encontramos tristes y, más que nada, dejarnos expresarlo. Da igual si nos quejamos, si lloramos bastante, si deseamos romper a plañir. Son precisos esos instantes en los que la imagen que tenemos la posibilidad de proyectar pasa a ser secundaria: la catarsis sensible pierde su función en el momento en que está con fuertes y recios muros que no la dejan.

Depresión vs. ¿tristeza?

La tristeza aparece de una situación concreta y real, como la separación de una relación cariñosa, la desaparición de un individuo cercano, la pérdida del trabajo, adversidades económicas, por ejemplo. En el momento en que nos encaramos a ocasiones que alteran el ambiente al que nos encontramos familiarizados, experimentamos sentimientos de melancolia, frustración, furia y, a veces, apatía. No obstante, tras un tiempo, que es dependiente del género de situación agotador a la que nos enfrentemos, estos sentimientos van desapareciendo hasta el punto de no experimentarlos e inclusive poder rememorar el acontecimiento agotador sin rememorar esos sentimientos.

La depresión se distingue de la tristeza como un trastorno afectivo donde hay pérdida de interés o exitación en alguna actividad común al avance del sujeto sin detectar una causa concreta o real que crea esa apatía.

¿Qué realizar si andas triste?

  1. Llora si tienes ganas. La tristeza es una emoción como cualquier otra y tiene su función. Tienes derecho a sentirte triste y plañir si lo precisas. No es moco de pavo entender qué realizar en el momento en que andas triste.
  2. Admite tu instante y date un respiro. Está bien, en ocasiones la manera más óptima de cambiar algo es admitirlo y dejar de combatir contra ello. No requerimos sentirnos contentos inmediatamente, cada desarrollo transporta su tiempo.
  3. No juzgues lo que sientes. El juicio que hacemos sobre nuestros sentimientos crea mayor malestar: “lo que debo sentir, lo que van a pensar el resto, lo que pienso que soy por sentirme de esta manera…”. Estar triste no nos afectaría tanto si no pensáramos que afirma algo sobre nosotros y nos aferráramos a ello; tenemos la posibilidad de verlo como una emoción que, como cualquier otra, en relación llega, se marcha.
  4. No te aísles. La inclinación a aislarnos ayuda a que nos sintamos aún peor en el momento en que nos encontramos tristes. Más allá de que es verdad que hay instantes en los que requerimos estar solos, comunicar instantes con otra gente nos distrae, nos hace meditar en otras cosas para no proseguir nutriendo el sentimiento negativo.
  5. Háblalo, compártelo. En el momento en que estamos tristes no debemos pasar solos; Si lo procura, descubrirá que charlar de algo o desquitarse puede ser verdaderamente liberador. Siempre y en todo momento vamos a encontrar cuando menos UNA persona preparada para escucharnos: un amigo, un familiar, un popular, un profesional… ¡Hasta un períodico puede ser realmente útil!
  6. Tómate tu tiempo, ¿qué deseas llevar a cabo? A priori la contestación puede ser “nada”, la apatía se apropia de nuestro poder de resolución. Si esto sigue en el tiempo, detente y piensa con tranquilidad, ¿andas seguro de que algo no te viene a la cabeza? Las pequeñas cosas llenan nuestro día a día: un baño ardiente, una película, salir a caminar, charlar con un amigo, elaborar nuestro plato preferido, apuntarnos a una actividad… este género de ocupaciones nos asisten a sentirnos menos tristes.
  7. Protege tu fachada y también higiene personal. Dúchate, vístete y protege tu higiene personal. Prestar atención a algo tan básico es primordial, es cuidarnos a nosotros: si hay un individuo que no puede olvidarte, eres tú mismo. Además de esto, verse bien es aporta un beneficio para nuestro estado anímico.
  8. Sal a la calle. Si pasamos todo el día en nuestra burbuja, la atmósfera ocasionalmente se volverá hastiada. Hay mucho más oxígeno ahí fuera, ¡sal ahí fuera y respira!
  9. Entablar una rutina. Esto nos transporta a ordenar nuestro día a día y no abandonarnos en la tristeza y la soledad.
  10. Ejerce deportes. Hacer deporte, aparte de asistirnos a desconectar y dejar en libertad conmuevas, provoca que generemos una secuencia de hormonas que nos asisten a sostener un estado anímico positivo en frente de la tristeza y la soledad.
  11. Concéntrate en el presente. “Lo hecho, hecho está”, semeja simple de decir pero no tenemos la posibilidad de regresar atrás para recobrar el tiempo o cambiar el pasado. No obstante, tenemos la posibilidad de centrar nuestra atención y esfuerzo en el ‘el día de hoy’, para explotar el tiempo y cambiar el futuro. Es esencial tener esto presente para batallar la soledad.
  12. Márcate pequeñas misiones cotidianas o por semana para batallar la tristeza y la soledad. Esto causa que nos centremos en otros temas y prestemos menos atención a eso que nos preocupa. Basta de pequeños hechos reconfortantes, Roma no se edificó en un día. Comprobar y ver que los logramos anima y impulsa.
  13. Busca asistencia técnica. En el momento en que nos encontramos tristes, no tenemos la posibilidad de recuperarnos confiando solo en nuestro ambiente, pero eso no quiere decir que no haya salida. Tal como vamos al médico en el momento en que nos duelen los pies, ¿por qué razón no asistir al sicólogo en el momento en que nos duele el corazón?

Fuente consultada:

  • Las diez cuestiones clave sobre la depresión. Información para pacientes y familiares. médico Guillermo Lahera Forteza, Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica de la Facultad de Alcalá de Henares y también Estudioso del CIBERSAM.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *