Se dan cuenta que un lingote de oro de prácticamente 2 kilogramos encontrado hace 40 años era de Hernán Cortés | Cultura.
Cuenta la historia de historia legendaria que existió un imperio con la capacidad de controlar toda Centroamérica merced a sus riquezas y vastas reservas de oro. Ese imperio fue el maya, personaje principal de entre las historias mucho más sorprendentes entre españoles y mexicanos a lo largo de mucho más de cinco siglos: la del tesoro maldito de Moctezuma.
Si en otros productos charlamos de los misterios de la Isla del Tesoro, en Costa Rica, o del mito de ‘El Dorado’, en Colombia, hoy iremos a examinar en hondura la narración de este enorme azteca. emperador.
El Oro de la Noche Triste
El tejo fue encontrado el 13 de marzo de 1981 en el costado norte de la Alameda central, que coincide con la ruta que han tomado Hernán Cortés y sus soldados en su deseo de huír de los ejércitos mexicanos. Según fuentes históricas, el hecho representó una enorme baja para los españoles y sus socios tlaxcaltecas y huejotzinga, quienes ese día padecieron las represalias de los enfurecidos tenochas por el homicidio de Moctezuma.
El descubrimiento se causó a lo largo de la construcción del Banco Central en la Avenida Noble. El trabajador Francisco Bautista fue quien lo halló a una hondura de 4,80 metros. En la temporada de la Conquista, esta tierra entendía el canal Toltecaacaloco, por donde los españoles cruzaron para retirarse de la isla. Por consiguiente, la teoría expone que el aparato que estuvo resguardado por la tierra a lo largo de prácticamente 460 años se trataba del oro que los españoles birlaron a los mexicas y que estos fundieron en barras.
¿Qué fue la conquista de México?
La conquista de México fue un hecho esencial que empezó en 1519 y concluyó en 1521, en el momento en que el pueblo mexica fue subyugado por un pequeño conjunto de españoles que tenía el acompañamiento de otros pueblos indígenas socios.
Hernán Cortés fue el español que encabezó la expedición, en representación de la Corona de Castilla, y quien persuadió a múltiples ciudades indígenas en enfrentamiento con los mexicas de apoderarse por la fuerza Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca (asimismo llamado Imperio Mexicano) .
Verdaderamente no admiro el oro y las piedras; lo que me sorprende es la habilidad y el ahínco con que la obra sobrepasa la materia. Infinitas figuras y semblantes Jamás he contemplado nada que por su hermosura pudiese atraer tanta mirada humana. (Pedro Mártir)
En el año 1520 el tesoro pasó de España a los Pompi a Flandes, donde se festejaba entonces la entronización de Carlos como Santurrón Emperador de la cristiandad. Hubo el enorme pintor renacentista Albrecht Dürer, quien estimó el valor de esta joya en precisamente cien.000 florines. Como Mártir, el pintor alemán se atrevió a detallar el tesoro de la corte:
La astucia de Cortés surtió efecto, el oro cautivó el alma del emperador y la simpatía de ciertos visibles de su Corte. El oro y las joyas de la Novedosa España despertaron el apetito de los sitios altos. Merced al tesoro, Hernán Cortés era en este momento el indio de tendencia en España, el modelo a proseguir y el héroe a imitar. Próximamente las pinturas se cobraron en su favor. Con un golpe de oro, la expedición cortesana comenzó a ganar legalidad. El gobernador de Cuba, Diego Velázquez, perdió de esta manera un considerable activo para hacer la justicia que demandaba.
La conquista de América no significó el enriquecimiento de sus competidores. Varios conquistadores han quedado con seriedad endeudados en el final de las expediciones.
Más allá de que es verdad que la promesa del oro y la imaginación de riquezas infinitas fueron los primordiales fundamentos que llevaron a cientos de españoles a viajar en las mucho más ignotas y peligrosas aventuras ultramarinas, la verdad terminó imponiéndose una vez terminada la aventura. .
La situacion de la conquista de México (1519-1521) es de los mejores ejemplos. Al comienzo de la expedición, el afán por prosperar su historia llevó a cientos y cientos de hombres a soliciar préstamos y favores para conseguir armas, armaduras y provisiones con las que adornarse y sostenerse a lo largo de un buen tiempo en un espacio irreconocible. Cada uno de ellos aportó con todo cuanto tenía, asumiendo un peligro incalculable, especialmente cuando la finca era grande -como fue la situacion de Hernán Cortés, que empeñaba todo-. Este fue un aspecto esencial en el avance de la conquista.