¿Tristeza? Está asociado con los pulmones. En el momento en que la tristeza es perdurable, perjudica los pulmones, afectando el pecho con una sensación de pesadez, cansancio y depresión. ¿El temor? Está asociado con los riñones. A nivel psicosomático, el temor paraliza y inhabilita la energía renal.
Tenemos la posibilidad de sentirnos tristes por el hecho de que tuvimos una discusión con un amigo, rompimos con nuestra pareja o un óptimo amigo nuestro se mudó a otro rincón. Es natural sentirse triste, deprimido o desanimado. Todos sentimos estas conmuevas humanas; son reacciones a las adversidades y óbices de la vida. No obstante, en el momento en que estas conmuevas se sostienen a lo largo de un buen tiempo o son muy profundas, se transforma en una patología llamada trastorno depresivo.
La civilización donde nos encontramos metidos nos llevó a sobrevalorar y amplificar las conmuevas positivas. Es tal y como si tuviésemos que probar que la alegría y el positivismo nos dominan en todo instante y que todo siempre y en todo momento es excelente.
Primordiales distinciones
Observemos particularmente cuáles son estas diferencias para comprender qué realizar si pasas por una situación afín:
- La tristeza es un mero estado anímico, al paso que la depresión es un trastorno del estado anímico.
- La depresión es una psicopatología donde, por distintos fundamentos, la persona perjudicada manifiesta ciertos síntomas. La tristeza es únicamente una faceta de la depresión.
- En el momento en que un individuo está deprimida, en un número importante de ocasiones, no consigue detectar el hecho que le genera malestar. Eso no pasa en el momento en que andas triste, por el hecho de que entendemos por qué razón lo nos encontramos.
- El sentimiento de tristeza es un estado mental parcialmente transitorio. Es habitual sentirse triste frente a los hechos negativos de la vida. La depresión es un estado crónico de malestar y malestar.
- La existencia de apatía es característica de la depresión. La apatía es la carencia de intención o energía para realizar algo. Un individuo con un trastorno depresivo de manera frecuente siente que no hay nada con lo que valga la pena accionar.
- La tristeza puede parecerse a la depresión en muchas reacciones y hábitos, no obstante, la tristeza desaparece transcurrido un tiempo y la depresión persiste o medra.
- Para ser diagnosticada con depresión, un individuo debe tener este género de sintomatología a lo largo de por lo menos seis meses.
- La tristeza no requiere terapia; depresión, sí
Pero, ¿qué pasa verdaderamente en nuestro cuerpo?
La contestación es bien simple, el efecto de activación de los neurotransmisores del mal es provocado por la adrenalina. En el momento en que atravesamos ocasiones de tristeza o ansiedad, el cerebro manda de manera automática un mensaje al cuerpo a fin de que libere una dosis de la hormona. La adrenalina nos pone alarma y hace reacciones físicas como tonificación muscular, latidos veloces del corazón y dilatación de las pupilas.
A lo largo de este desarrollo, los músculos intercostales superiores, situados en la zona pectoral, se contraen para acrecentar la proporción de oxígeno en la sangre, tal y como si buscaran una fuente de alimento. Esto prepara al cuerpo para accionar de manera rápida si es requisito.
¿Qué realizar si andas triste?
- Llora si tienes ganas. La tristeza es una emoción como cualquier otra y tiene su función. Tienes derecho a sentirte triste y plañir si lo precisas. No es sencillo entender qué llevar a cabo en el momento en que andas triste.
- Admite tu instante y date un respiro. Está bien, en ocasiones la manera más óptima de cambiar algo es admitirlo y dejar de combatir contra ello. No requerimos sentirnos contentos inmediatamente, cada desarrollo transporta su tiempo.
- No juzgues lo que sientes. El juicio que hacemos sobre nuestros sentimientos crea mayor malestar: “lo que debo sentir, lo que van a pensar el resto, lo que pienso que soy pues me siento de esta manera…”. Estar triste no nos afectaría tanto si no pensáramos que afirma algo sobre nosotros y nos aferráramos a ello; tenemos la posibilidad de verlo como una emoción que, como cualquier otra, en relación llega, se marcha.
- No te aísles. La inclinación a aislarnos ayuda a que nos sintamos aún peor en el momento en que nos encontramos tristes. Más allá de que es verdad que hay instantes en los que requerimos estar solos, comunicar instantes con otra gente nos distrae, nos hace meditar en otras cosas para no proseguir nutriendo el sentimiento negativo.
- Háblalo, compártelo. En el momento en que estamos tristes no debemos pasar solos; Si lo procura, descubrirá que charlar de algo o desquitarse puede ser verdaderamente liberador. Siempre y en todo momento vamos a encontrar cuando menos UNA persona preparada para escucharnos: un amigo, un familiar, un popular, un profesional… ¡Hasta un períodico puede ser realmente útil!
- Tómate tu tiempo, ¿qué deseas llevar a cabo? A priori la contestación puede ser “nada”, la apatía se apropia de nuestro poder de resolución. Si esto prosigue en el tiempo, detente y piensa con tranquilidad, ¿andas seguro de que algo no te viene a la cabeza? Las pequeñas cosas llenan nuestro día a día: un baño ardiente, una película, salir a caminar, charlar con un amigo, elaborar nuestro plato preferido, apuntarnos a una actividad… esta clase de ocupaciones nos asisten a sentirnos menos tristes.
- Protege tu fachada y también higiene personal. Dúchate, vístete y protege tu higiene personal. Prestar atención a algo tan básico es primordial, es cuidarnos a nosotros: si hay un individuo que no puede olvidarte, eres tú mismo. Además de esto, verse bien es aporta un beneficio para nuestro estado anímico.
- Sal a la calle. Si pasamos todo el día en nuestra burbuja, la atmósfera ocasionalmente se volverá hastiada. Hay mucho más oxígeno ahí fuera, ¡sal ahí fuera y respira!
- Detallar una rutina. Esto nos transporta a ordenar nuestro día a día y no abandonarnos en la tristeza y la soledad.
- Ejerce deportes. Hacer deporte, aparte de asistirnos a desconectar y dejar en libertad conmuevas, provoca que generemos una secuencia de hormonas que nos asisten a sostener un estado anímico positivo en frente de la tristeza y la soledad.
- Concéntrate en el presente. “Lo hecho, hecho está”, semeja simple de decir pero no tenemos la posibilidad de regresar atrás para recobrar el tiempo o cambiar el pasado. No obstante, tenemos la posibilidad de centrar nuestra atención y esfuerzo en el ‘el día de hoy’, para explotar el tiempo y cambiar el futuro. Es esencial tener esto presente para batallar la soledad.
- Márcate pequeñas misiones del día a día o por semana para batallar la tristeza y la soledad. Esto causa que nos centremos en otros temas y prestemos menos atención a eso que nos preocupa. Basta de pequeños hechos reconfortantes, Roma no se edificó en un día. Comprobar y ver que los logramos anima y impulsa.
- Busca asistencia técnica. En el momento en que nos encontramos tristes, no tenemos la posibilidad de recuperarnos confiando solo en nuestro ambiente, pero eso no quiere decir que no haya salida. Tal como vamos al médico en el momento en que nos duelen los pies, ¿por qué razón no asistir al sicólogo en el momento en que nos duele el corazón?
¿De qué manera detectar la tristeza patológica?
Si llevas un buen tiempo inmerso en un período de pensamientos y cogniciones negativas, el pesimismo te ocupa y está afectando a otros campos de tu vida, posiblemente esta tristeza por el momento no sea adaptativa y sea patológica. Otra señal de lo que podría ser un inconveniente es que intentó solventarlo usted mismo sin éxito.
- Admite tu emoción y permítete expresarla