El "malo" En el momento en que un individuo acepta que es más esencial que el resto, este accionar se regresa adictivo. Comienzas a perder la visión de ti y del resto, se genera un distanciamiento por estimar enseñar lo apreciado que eres, asegurar que siempre y en todo momento tienes la razón y asimismo que el resto te validan.
El ego se cree el centro del cosmos y la cabeza (su mucho más leal emisario) pelea por sostener su situación. Conectarnos con nuestra conciencia plena nos asiste a «capturar» nuestra cabeza tentadora y traerla de regreso constantemente a fin de que recupere su justa medida.
Si nos ofrecemos cuenta de las maniobras del ego, tenemos la posibilidad de calibrar mejor la cantidad correcta que requerimos para vivir, a fin de que nos resguarde sin secuestrarnos, pues un ego elevado nos divide de nosotros y nos distancia de situación, con secuelas catastróficas.
Lúcida
El primer y más esencial paso es ser siendo consciente de tu nivel de autovaloración. Para esto, tienes que investigar tu término de ti. ¿Que piensas de ti? ¿Qué piensas en el momento en que te miras en el espéculo? ¿Cuales son tus capacidades? ¿Amarías a un individuo como tú? ¿Piensas que eres digno de ser amado y que te suceden cosas buenas?
Si tras analizarte a ti descubres que tus escenarios de autovaloración son bajos, tienes que retroceder en el tiempo para entender cuándo comenzaste a tener esta percepción de ti.
El “buen ego”
En muchas corrientes se charla de remover el ego o aniquilarlo, tal y como si fuera un enemigo a batallar. Comprendo que lo que estas expresiones simbolizan es la necesidad de equilibrar el ego, estudiar a vivir con esta parte indisoluble de nuestro ser, y comprender que en ocasiones son solo aspectos de personalidad que se expresan de forma edificante o no.
El ego es una parte de la composición psíquica interna, por ende es imposible “extirparlo” tal y como si fuera un órgano; eso sí, estudiar a convivir con él, administrarlo y cambiar puntos por medio de hábitos y hábitos.
Un toque psicológico:
Se puede decir, merced a la teoría del psicoanálisis, que en nuestra personalidad poseemos un «yo» superior: altruista, espléndido y que no cede a la ruindad , y un pequeño «yo»: el ego, que es egoísta, posesivo y intenta poder y supervisar a el resto.
Embora seja verdade que o ego é responsável por uma pessoa que protege solamente de si mesma, não reconhece les outros, não se conecta com as necessidades 2 outros y también hace difícil relacionamentos pessoais favoráveis, há outra parte que não é assim en todos.