13 y me buscaréis y me hallaréis en el momento en que me busquéis de todo tu corazón. 14 Y voy a ser hallado de nosotros, afirma el Señor, y les voy a hacer regresar de tu cautiverio, y les reuniré de todas y cada una de las naciones y de todos y cada uno de los sitios adonde les he lanzado, afirma el Señor; y les voy a hacer regresar al sitio donde les llevé al destierro.
Quizás entre los versículos mucho más convocados en el evangelicalismo moderno es Jeremías 29:11: «Por el hecho de que yo sé los pensamientos que tengo sobre nosotros, afirma el Señor, pensamientos de paz y no de mal, para daros un futuro y promesa. Los que están en púlpitos y bancas lo citan de manera frecuente para decir: Dios tiene un plan para tu vida; Camine en él; Es buen plan. Se puede localizar en un marco de fotografías en casa de alguien o en los zapatos de un deportista profesional. Puede mandarse de un individuo a otra por mensaje de artículo o compartirse en Fb reiteradamente para alentarlo. Pero si bien el versículo con frecuencia se comparte, el contexto con frecuencia se deja atrás, lo que lo transforma probablemente en entre los pasajes de las Escrituras mucho más incomprendidos.
¿Se podría refererir Jeremías 29:11 a Faraón (Romanos 9:17-18)? ¿O Esaú (Romanos 9:11-13)? ¿O Judas (Juan 17:12)? Según las citas de las Escrituras que lo acompañan, la contestación es un rotundo «no». Por consiguiente, este versículo no es una promesa condicional a la raza humana (ver Jeremías 29:12-13); Mucho más bien, es una promesa concreta llevada a cabo a un conjunto concreto de personas en un instante concreto. Mencionado lo anterior, ¿existe alguna app de estas expresiones a los cristianos? Bueno, próximamente lo entenderemos. Pero primero dejemos de lado todos y cada uno de los nombres inadecuados de este versículo y también interpretémoslo apropiadamente en su contexto.
Me procurarán y me hallarán, pues me procurarán de todo corazón—Jeremías 29:13 RV
En determinado sentido, la existencia de Dios no en todos los casos está con nosotros. De ahí que, la Biblia nos llama reiteradamente a buscar al Señor, a buscar de manera continua Su presencia y, como afirma Jeremías 29:13, a llevarlo a cabo de todo corazón.
La presencia no es una experiencia incesante. Hay instantes en que descuidamos al Señor, no pensamos en él, no confiamos en él y no lo podemos encontrar por ningún lado. Pero es por nuestros errores que no tenemos la posibilidad de aproximarnos a su santidad, estamos impropios, pero Dios asegura en Jeremías 29:13 que si lo procuramos de todo corazón lo vamos a encontrar, esto es, debemos llevar a cabo a un lado nuestra culpa y egoísmo para lograr regresar a sentir tu bella presencia.