23 Y recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda patología y dolencia en el pueblo.
Lectio Divina de Matías Quiroga de Argentina
Invocación al Espíritu Beato
Evangelio Mt 4,12-23-25 – Conversión
12. En el momento en que supo que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13. Y saliendo de Nazará, vino a residir en Cafarnaúm al lado del mar, en el término de Zabulón y Neftalí; 14. A fin de que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: 15. ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, sendero del mar, del otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! 16. El pueblo que vivía en tinieblas vió una enorme luz; para los que vivían en un espacio de sombra de muerte, una luz resplandeció. 17. Desde entonces Jesús empezó a predicar ahora decir: «Arrepentíos, pues el Reino de los Cielos se ha acercado». 23. Jesús recorrió toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando la Buena Novedad del Reino y sanando todas y cada una de las patologías y enfermedades del pueblo. 24 Su popularidad llegó a toda Siria; Y le trajeron todos y cada uno de los que estaban enfermos de distintas patologías y males, endiablados, lunáticos y paralíticos, y él los curó. 25. Y una enorme multitud lo prosiguió desde Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
Juan es un líder esencial para Jesús, de igual forma que todo cuanto sucede se ajusta a un Plan realmente bien trazado por Dios, que conocemos por las Escrituras. En este pasaje podemos consultar de nuevo de qué forma todo se está cumpliendo como una parte de un guion antes escrito. La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué razón Dios se habría tomado tantas afecciones si no fuese esencial poder Su propósito? Y adjuntado con eso por supuesto debemos cuestionarnos ¿cuál podría ser Su propósito? Si no fuese por Jesucristo, las dos respuestas podrían caer en el campo de la libre especulación y todos nosotros sería libre de crear sus respuestas, pero no es de esta manera. Jesucristo nos ofrece todas y cada una de las respuestas. O sea Apocalipsis. Jesucristo es el Sendero, la Verdad y la Vida. Esto es, para esos que verdaderamente prestan atención y con la Felicidad del Espíritu Beato, las respuestas a estas y todas y cada una nuestras cuestiones están en Él. De este modo, por Jesús entendemos que la Intención de Dios es que ninguno de nosotros se pierda; En otras expresiones, sálvanos. Para ello nos manda a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. ¡Esta es Su Misión! Con este fin central, para despertar nuestra fe y, consecuentemente, nuestra conversión, Dios actúa durante nuestra historia, invitándonos a conocer hacia dónde apunta el foco: hacia Jesús. Por esa razón todo pasa según las Escrituras. Los hechos afirman lo escrito. Así, Juan le antecede, aun bautizándolo y su caída y posterior ejecución van a ser para él un signo -precisamente conmovedor- del comienzo de su predicación. Desde entonces Jesús empezó a predicar ahora decir: «Arrepentíos, pues llegó el Reino de los Cielos».
¿QUÉ DEBEMOS CAMBIAR?
No es bien difícil sintetizar el mensaje de Jesús: Dios no es un ser indiferente y distante, que se desplaza en tu planeta, entusiasmado solo en tu honor y tus derechos. Es alguien que busca lo destacado para todos. Su fuerza salvadora actúa en las profundidades de la vida. Solo desea la colaboración de sus criaturas para llevar al planeta a su plenitud: “El reino de Dios está cerca. Cambiar».
Pero ¿qué es lo que significa ayudar en el emprendimiento de Dios, qué hay que cambiar? Los que observan la ley de Dios. Eso no les preocupa. Jesús se dirige a todos, pues todos tienen que estudiar a accionar de forma diferente. Su propósito no es que Israel viva una religión mucho más leal a Dios, sino sus fieles introduzcan una exclusiva activa en el planeta: una que responda al emprendimiento de Dios. Incluye: Lectura de la Biblia, Oración y asiste para los necesitados
«Todos somos pecadores. Dejémonos editar por la clemencia de Dios» Papa Francisco