Dios no vio a un individuo que no pudiese socorrer. No hay pecado que Dios no logre perdonar, ni hay pecador que Dios no ame y desee socorrer.
Pasaje clave: Mateo 9:1-17.
¿Con qué poderoso milagro empieza este capítulo? (vs.1-8) Para todos y cada uno de los datos, lea “Retos de Jóvenes y Jovenes: Lucas” el día 5 y “Retos de Jóvenes y Jovenes: Marcos” el 3. Y en este momento era el instante de entender a Mateo.
Cuerpo y alma
La Escritura afirma que el hombre tiene un cuerpo y un alma. El cuerpo es la construcción material física y orgánica del hombre. El alma está compuesta por la cabeza, el corazón, el espíritu y la intención (estos términos de forma frecuente se utilizan de forma indistinta). El alma es la una parte de la construcción humana que es inmaterial. No obstante, la mayor parte refleja nuestro propósito desarrollado de ser portadores de la imagen de Dios. Entonces, con razón, debemos recordar 1 Samuel 16:7, que Dios no nos evalúa por nuestra fachada. Sin fuerza, sin habilidades. En cambio, busca, conoce y cambia tu corazón.
«Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6). “¡Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón! Pruébame y conoce mis pensamientos! Mira si hay en mí algún sendero grave y guíame por la senda eterna” (Salmo 139:23-24).
Entonces le pregunté:
-«Señor, deseo que el resto me vean como usted me ve».
Y la contestación del Señor no se realizó aguardar:
El desarrollo de Restauración
Jesús lo tomó de la mano y lo sacó del pueblo. Indudablemente, podría haber sido un viaje atrayente, donde el ciego por el momento no dependería de absolutamente nadie mucho más que del Señor. Si este hombre deseaba recuperar la visión, debía dejarse tomar de la mano y sacarlo del pueblo, para ese acercamiento personal y privado con Jesús. El auténtico amor por la gente no es mero sentimentalismo, ni es autogenerado. Requerimos proceder a Dios, tener ese acercamiento privado y personal donde le solicitaremos Su Amor, algo que solo conseguiremos en comunión con Él y con Su Palabra, aprendiendo mucho más sobre Su Persona, Su carácter y Su trato con el resto. … El salmista en el Salmo 73.17 detalla que precisaba ingresar en el santuario de Dios, para entender el objetivo de los perdidos… Allí en el Santuario, en comunión con Dios, alineó sus pensamientos con los de su Constructor sobre el perdido. Dejemos de priorizar datos personales, programas o disculpas, y no perdamos la posibilidad de invertir tiempo en ser de bendición para el resto. No nos cansemos de influir bíblicamente en vidas, de discipular personas, de tener el gran privilegio de estar frente a frente con alguien y abrirle Su Palabra. ¡El ciego de Betsaida fue sincero con Jesús y consigo, reconociendo que todavía no tenía la visión adecuada y precisaba ese 2do Toque del Profesor Amoroso!