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Qué le puede pasar a una persona que no llora

La incapacidad para plañir señala un déficit en la administración sensible. En el momento en que las lágrimas no afloran en el momento en que deberían, quiere decir que parte de nuestra psiquis está disociada del resto. seguramente entendemos que no nos encontramos bien, pero no hemos terminado de ‘sentir’.

¿Por qué razón lloramos?

El llanto es un fenómeno fisiológico y psicológico asociado a una fuerte activación mental relacionada al procesamiento de las conmuevas. Más allá de que se puede plañir de risa, la mayor parte de las ocasiones esto pasa en el momento en que experimentamos un aprecio negativo, o sea, un estado anímico deprimido o ansioso.

Hay múltiples hipótesis que procuran argumentar la predisposición a plañir frente hechos que nos causan mal psicológico, pero la mucho más famosa es la que expone que hablamos de un mecanismo genéticamente codificado merced al como tenemos la posibilidad de llamar la atención del resto, soliciar asistencia tácitamente en el momento en que hay algo que nos preocupa.

Calma el mal físico

El alivio que viene tras plañir, del que charlábamos antes, es de todos modos una consecuencia de enseñar conmuevas, lo que nos libera del agobio que genera la tristeza. Las experiencias físicas que trae la tristeza -por poner un ejemplo, un cefalea- reducirán drásticamente tras ser liberadas, en vez de acumularse en nuestra cabeza. No se saben las causas precisas, pero la liberación de la hormona del agobio cortisol semeja reducir en el cuerpo tras plañir.

Lo opuesto al llanto que genera mal, esto es, plañir de alegría, es de todos modos que el cuerpo busca la recompensa de dejar en libertad conmuevas –positivas en un caso así– y hacerte sentir una alegría agregada.

Las lágrimas como una parte de un desarrollo

Debemos dejar en claro que no todas y cada una la gente somos iguales ni encaramos los inconvenientes del mismo modo. Cada uno de ellos tiene tiempos de reacción y trata su situación de una forma cierta. Con eso deseamos decir algo muy sencilla. Va a haber quienes den brida suelta a sus conmuevas sencillamente, rápida y espontánea y va a haber quienes precisen un cierto tiempo.

De esta forma sea, no es un inconveniente. No hay nada patológico en esos que comienzan a plañir después, esos que, por su personalidad o educación, son mucho más reluctantes a verter sus lágrimas. En algún momento esto va a suceder, frecuentemente se precisa un disparador, un estímulo que se haga más fácil esta reacción. Puede ser una foto, una canción, un paisaje, una situación específica…

No subestimes

Las motivaciones para estar triste son subjetivas, y lo que hace una tristeza intensa a un individuo a otra puede representar nada o prácticamente nada. Teniendo esto claro, debemos respetar al límite la tristeza extraña. Para esto, evitemos oraciones como:

  • No es enorme cosa
  • Vamos hay que sonreír
  • Ánimo
  • Vamos, no, hace tanto tiempo
  • No seas de esta forma
  • Buena cara en el momento en que hace mal tiempo

Válvula de escape

Tras reír bastante, las lágrimas son una señal de que el cuerpo está volviendo a la normalidad: los músculos se relajan, el corazón se ralentiza. Hablamos de “volver a poner la estabilidad sensible con estas reacciones”, afirma Aragón en su investigación. “Semejan acontecer en el momento en que la gente se sienten abrumadas por conmuevas poderosamente positivas y, en consecuencia, recobran mejor la tranquilidad y la seguridad sensible”.

Asimismo hallaron pruebas de ocasiones contrarias. Esto es, en ocasiones los pensamientos malos causan expresiones positivas. Como la risa inquieta que aflora de varias personas en el momento en que se combaten a ocasiones bien difíciles. O la sonrisa que hace aparición en una situación de extrema tristeza.

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