El nihilismo (del latín nihil, «nada») es una doctrina filosófica que piensa que en el final todo se disminuye a nada y en consecuencia nada tiene sentido.
Jerome Bosch, Hieronymus Bosch (1450-1516), “La creación del hombre”. Aportando perfección técnica y calidad de dibujo a su arte, muestra con imaginación y singularidad el paraíso terrenal en el que hace aparición Dios, Adán sentado desvisto y Eva arrodillada.
Es imposible entender de forma sistemática el derecho natural sin referirlo a su creador. Me agrada rememorar que este blog me lo sugirió una oración de Sartre: «No hay naturaleza humana, por el hecho de que no hay Dios que la inventó». Entonces sería viable decir que «si Dios no existe, todo está tolerado». La legalidad, el deber, el deber, los objetivos y los valores se deciden, por consiguiente, en la solución que se da a la sentencia de Sartre.
Nihilismo ruso
El nihilismo ruso se refiere a una generación de jóvenes artistas que, a lo largo de la Rusia zarista (bajo Alejandro II), aprovecharon la concesión de determinadas libertades civiles (como la de prensa) para reaccionar contra las viejas ideas religiosas, morales y también idealistas, ridiculizándolas y combatiéndolas con obstinada sinceridad, mal gusto y desdeñosas provocaciones. Estas reacciones sirvieron a Turgenev para su retrato generacional en Progenitores y también hijos (1862).
En filosofía, el nihilismo se popularizó merced a la obra de Friedrich Nietzsche (1844-1900). El nihilismo es la clave interpretativa nietzscheana para meditar la crónica de la metafísica occidental. Incrementa el perder peso de esos valores considerados supremos. Nietzsche asegura que “Dios está muerto”, o sea, por el momento no existe el fundamento último de la verdad, que paralelamente es el fundamento de los valores morales y de todo cuanto existe. Decir “Dios está muerto” o sea que los valores absolutos por el momento no hay.