La soledad se asoció con mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio. La soledad en pacientes con insuficiencia cardiaca se asoció con un peligro prácticamente 4 ocasiones mayor de muerte, un peligro 68 % mayor de hospitalización y un peligro 57 % mayor de visitas a la salón de urgencias.
La soledad es un sentimiento que tiene la posibilidad de tener efectos graves en nuestra salud física y mental. Estos peligros para la salud asimismo están socios con el aislamiento popular. Por esa razón siempre y en todo momento es aconsejable sostener conexiones sociales importantes durante nuestras vidas. Estar en contacto con otra gente, así sean familiares, amigos o vecinos, y formar parte en ocupaciones comunitarias nos hace sentir bien.
Mucho más que contribuir a sostener un estado sensible saludable, al eludir el aislamiento popular y la soledad nos nos encontramos resguardando de probables consecuencias en la salud que logren dañar nuestra calidad de vida. Por poner un ejemplo:
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CÓMO AFECTA LA SOLEDAD AL CEREBRO – PSICOVERTIDOS
Sentirse solo es algo que le puede pasar a la gente en ciertos instantes de su historia. Es un sentimiento temporal que puede manifestarse gracias a distintos cambios en la vida, como mudarse a una exclusiva casa, cambiar de trabajo, escuela, separación, etcétera.
Para varias personas, la soledad les acompaña toda la vida e inclusive puede volverse crónica, provocando problemas médicos. Esta soledad, aparte de manifestarse en la persona físicamente, esto es, con apariencia de mal o padecimiento en el cuerpo, asimismo puede manifestarse cognitivamente como un sentimiento. El sentimiento de soledad puede manifestarse por estimar aislarse mucho más de la gente y no tener tanto contacto con el resto, por tener alguna contrariedad para detallar vínculos de comunicación y convivencia con otra gente. Asimismo tenga presente que la soledad no es un inconveniente que solo perjudica a un preciso conjunto de edad, sino le puede pasar a toda la sociedad (jubilados, mayores, jóvenes).
Efectos positivos de la soledad (sí, hay)
De manera frecuente tendemos a meditar en la soledad como un pasajero no esperado en nuestras vidas. La soledad no deseada puede ser amarga, pero ¿no vamos a terminar teniendo relaciones amistosas y románticas sencillamente por temor a esa soledad? ¿Qué se oculta en la incapacidad de estar solo?
El ajetreo del día a día frecuentemente nos impide “pararnos a olisquear las flores”, pensar acerca de lo que deseamos, de qué forma nos encontramos haciendolo y pensar sobre nuestra vida. En verdad, si nos retiramos mucho más para hacer un diálogo de adentro positivo, podríamos finalizar relaciones insatisfactorias o embarcarnos en aventuras laborales mucho más valientes. Y sucede que no escucharse es tan malo como abusar de la soledad.
Los efectos de la soledad en la salud
La conducta mucho más característica de la soledad es el aislamiento popular, pero asimismo es esencial comprender que, como indican expertos en Psicología y Psiquiatría, el incremento de la tristeza de manera directa perjudica el desempeño del cortisol (hormona del agobio), lo que hace un mal desempeño de los sistemas endocrino y también inmunológico.
Los efectos que hace este estado comprometen un peligro esencial para la salud de la gente y se asocia a patologías cardiovasculares, hipertensión y demencia. De esta manera, se enseña de qué forma la gente que padecen aislamiento tienen la posibilidad de ver perjudicada la contestación protectora de su cuerpo y la producción de anticuerpos, lo que provoca que estos individuos sean mucho más propensos a contraer patologías virales, cardiacas o cancerosas y corren el peligro de fallecer prematuramente.
Puede perjudicar tu cerebro de forma afín al mal físico
Dr. Sanjay Gupta de CNN escribió en una columna para O Magazine sobre una investigación de 2003, diciendo que una investigación destacable efectuado por Naomi Eisenberger, maestra socia de psicología popular en UCLA, «halló que ser excluido, lo que puede mover a un individuo al perímetro popular y , como resultado, ocasionando sentimientos de soledad, desencadenó actividad en ciertas mismas zonas del cerebro que registran el mal físico».
Desde una visión evolutiva, esto tiene sentido; nuestros antepasados prehistóricos históricamente dependían de conjuntos sociales no solo para el compañerismo pero asimismo para la supervivencia. Mantenerse cerca de la tribu les daba ingreso a cobijo, comida y protección. La separación del conjunto, en cambio, significaba riesgo.